“¿Qué poder tiene esta música que, incluso después de 300 años, sigue ayudándonos a atravesar tiempos difíciles?”, reflexionaba Yo-Yo Ma en su página web antes del lanzamiento de su tercera grabación de las suites para violonchelo de Bach. La respuesta es elocuente y poderosa en estas interpretaciones. Para Ma, que sigue interpretando estas obras en concierto, la música de Bach contiene una “variedad infinita” en la que el compositor trata de “comprender todo lo que puede hacer un violonchelo”. Cuenta que Bach escribió las seis suites durante la única época de su vida en que no trabajaba para la iglesia. “Pienso en esos años como su periodo sabático. Es decir, cuando se divertía haciendo cosas nuevas”. En estas piezas no sólo experimenta con las capacidades del instrumento en sí, sino con el poder de la música para expresar lo inexpresable, para llegar incluso a ideas sobre la naturaleza y la humanidad. A continuación Yo-Yo nos guía a través de cada una de las suites y nos ofrece una visión de sus interpretaciones. Suite para violonchelo solo no. 1 en sol mayor “La Suite no. 1 es la primera que aprendí cuando tenía cuatro años. Para mí, describe algo de la naturaleza o del agua... algo de una variedad infinita. Pero hay algo interesante que ocurre en la música del movimiento de apertura. Se detiene a la mitad y luego se reconstruye con más fuerza. Esta línea argumental se repite una y otra vez en las composiciones de Bach y es muy parecida a lo que hacemos en la sociedad”. Suite para violonchelo solo no. 2 en re menor “El primer movimiento es la primera pieza que interpreté cuando tenía cinco años en París. Como muchas de las suites, la no. 2 tiene una estructura de cabeza, corazón y manos, siendo la sarabanda del cuarto movimiento el corazón, y las piernas los minuetos y la giga. En el primer movimiento, de nuevo, hay una ruptura. Se oye a alguien intentando llegar a alguna parte, pero hay algo de abatimiento, a pesar de que la música sigue esforzándose. Sin embargo, termina con una nota de esperanza. Es una de mis suites favoritas”. Suite para violonchelo solo no. 3 en do mayor “Es maravilloso cuando encuentras una pieza musical que es pura alegría y celebración de los logros humanos y la generosidad de la naturaleza. En la Suite no. 3 tienes la plenitud de esta expresión, que es parte del deseo de Bach de comprender todo lo que puede hacer un violonchelo”. Suite para violonchelo solo no. 4 en mi bemol mayor “Bach cree conocer completamente el violonchelo después de tres suites. Sin embargo, se da cuenta de que puede explorar más sus capacidades a partir de la Suite no. 4. Empieza a jugar con las estructuras y te lleva a lugares extraños. Es un logro asombroso. Con esta pieza, nos lleva a territorios increíbles”. Suite para violonchelo solo no. 5 en do menor “Sabemos que Bach estaba frustrado con ciertos órganos de tubos que no eran capaces de hacer lo suficiente, pero también ocurría lo mismo con el violonchelo. Cuando llega a la Suite no. 5, se da cuenta de que quiere más riqueza. Pero el instrumento no tiene esta capacidad. Así que afina una cuerda más grave y eso le permite explorar el contenido emocional. Y amplía la forma: en lugar de que el preludio sea sólo una improvisación, le pone una fuga, la forma más compleja de organizar la música de esa época. Luego, cada uno de los siguientes movimientos de danza atraviesa un agujero de gusano que te lleva a diferentes dimensiones”. Suite para violonchelo solo no. 6 en re mayor “Bach creía saber todo sobre el violonchelo, pero quería que hiciera más. Así que escribió la Suite no. 6 para un instrumento con una cuerda adicional. Encontró la forma de cumplir su deseo. Es muy difícil de tocar, porque nos lleva a lo más alto. El objetivo no es la técnica, sino crear arquitectura. Esta es la suite en la que alcanza los cielos y te lleva a lo sublime, a la trascendencia y celebración cósmica. Es un logro increíble. Cuando termina la sexta, no escribe una séptima porque llega el momento de descansar. Es el sabbat”.