Anatomy of a Murder (From the Sound Track of the Motion Picture)

Anatomy of a Murder (From the Sound Track of the Motion Picture)

Edward Kennedy Ellington, venerado compositor de big band, había pasado momentos difíciles tras el ascenso del rock and roll. Pero con su histórica actuación en 1956 en el Festival de Jazz de Newport, revivió su carrera y demostró de nuevo que era un artista más allá de las épocas y las modas. Cuando el director de cine Otto Preminger le propuso componer la banda sonora de Anatomía de un asesinato, Duke descubrió una nueva vía creativa. La era del swing ya había pasado, pero eso no significó el final de las big bands. En 1959 Sun Ra y su Arkestra grabaron Jazz in Silhouette y Count Basie dedicó un LP entero a las canciones de Quincy Jones (Basie One More Time). Ellington todavía tenía su grupo de veteranos, más que listos para el desafío de Anatomy of a Murder. Ya había participado en películas desde los años 30, pero el proyecto de Preminger representaba un punto de inflexión para un compositor afroamericano. El jazz de Anatomy of a Murder no tenía nada que ver con los estereotipos habituales de la época, sino que cautivaba por su matiz expresivo y su poder dramático, y por el hecho de que fue la primera música no diegética (el sonido que no forma parte de la acción en pantalla) compuesta por un afroamericano para una película importante. Una de las historias más fascinantes es la que recoge David Hajdu en su biografía de Billy Strayhorn. La relación musical de Ellington con el compositor y arreglista era muy estrecha en 1959. Mientras Ellington escribía la mayor parte de la música para la película, Strayhorn ya estaba en la zona rural de Míchigan para la filmación (a Preminger le gustaba que los compositores estuvieran presentes desde el principio). El carismático “Strays” (o “Swee' Pea”, como también lo llamaban a menudo) tocaba dúos de piano con el protagonista James Stewart, daba paseos nocturnos con Lee Remick y entretenía al reparto y al equipo mientras tomaba notas de lo que veía y escuchaba. La grabación de la banda sonora comenzó en Los Ángeles a finales de mayo y el resultado es un álbum que puede disfrutarse al margen de la película (Preminger utilizó sólo una parte de la música). Johnny Hodges, con su saxo alto instantáneamente reconocible, domina “Way Early Subtone”, “Haupé” y “Flirtibird”. El saxo tenor Paul Gonsalves (el héroe del triunfo de Duke en Newport en 1956) pone fuego y energía en “Happy Anatomy”, pero también lirismo en “Hero to Zero”. Las notas altas de trompeta de Cat Anderson concluyen “Upper and Outest”, un acercamiento lento y deliberado al rock. En el disco abundan las sorpresas sonoras, como el violín de Ray Nance en “Low Key Lightly”, el glockenspiel de “Sunswept Sunday” (en el que también escuchamos el exquisito clarinete de Jimmy Hamilton) y la delicada celesta de Strayhorn, yuxtapuesta al piano de Ellington, en “Grace Valse” y “Midnight Indigo” (tal vez un corolario del famoso “Mood Indigo”). Aunque Anatomy of a Murder no sea el disco más famoso o esencial de Ellington, abrió un nuevo capítulo en su vida artística y señaló un nuevo camino para los artistas afroamericanos de la época.

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