GIRL

GIRL

En 2016, tras el éxito arrollador de su álbum debut, Maren Morris se embarcó en una serie de colaboraciones heterogéneas y poco ortodoxas que en otra época podrían haber terminado tranquilamente con su carrera en el country. Sin embargo, el resultado fueron hits casi simultáneos en las listas de dance, country y pop, y el origen de una nueva raza de estrellas de Nashville. “Es un testimonio de lo mucho que ha cambiado la ciudad”, explica a Apple Music. “Se ha convertido en un crisol muy interesante”. Morris peca de modesta: gran parte del cambio es gracias a ella. Su audaz segundo LP continúa ampliando los límites del country-pop contemporáneo, sazonándolo con la energía y las texturas del hip-hop, R&B y rock psicodélico. “Quería ser más atrevida con la producción y hacer cosas raras”, dice. “Las letras estaban saliendo afirmativas, independientes y sensuales, muy empoderadas. Quería que la música amplificara todo eso”. Como sugiere su título, la feminidad es uno de los temas, pero el álbum evita las llamadas a las armas y las declaraciones grandilocuentes. Estas son canciones sobre cómo aprender a vivir con las distintas partes de nuestra personalidad. Al cantar sobre los conflictos de sus emociones y experiencias vitales, convierte su complejidad en una especie de poder. Puede ser romántica sin perder el mando (“The Bones”), rabiosa sin perder la calma (“Flavor”) y tener éxito sin dejar de dudar (“To Hell & Back”). Esta última fue la primera canción que escribió para GIRL tras lidiar con el éxito monumental de Hero. “Era el final de todo y mi cabeza estaba en las nubes”, dice. “Me abrí a esta persona y sentí que aceptaba todos mis pedazos rotos. No intentó arreglarme”. En algún momento, la independencia y el punto de vista progresivo de Morris llamaron la atención de Brandi Carlile, otra rebelde de la americana y el folk. “Me escribió una nota diciéndome que tenía dos hijas y estaba orgullosa de que me tuvieran como ejemplo”, cuenta Morris. El intercambio terminó con un dueto, “Common” (una balada apasionada que nos suplica dejar de lado nuestras diferencias) y finalmente un supergrupo con la cantautora Amanda Shires que bautizaron The Highwomen. Morris ya había tratado cuestiones políticas antes, sobre todo en “Dear Hate”, su respuesta a la masacre de Las Vegas en 2017. La otra colaboración del álbum, “All My Favorite People” con los Brothers Osbourne, captura a Morris cuando no está de servicio. “Es una canción de fiesta, para pasarla bien, pero la letra es muy descriptiva y detallada”, dice. “Es el tipo de canción que más me gusta escribir: sólida y muy country”. Compuso la canción con su esposo, el músico Ryan Hurd, que recibe un divertido homenaje en “Make Out with Me”, escrita basada en un mensaje de voz que la protagonista dejó estando borracha. “Es una de mis favoritas”, explica, “porque así soy yo”. Justo cuando piensas que ya conoces a Morris, te sorprende con inesperados momentos de R&B (“RSVP”), canciones de amor de aire pop (“Gold Love”) y canciones que suenan a estadio y evocan influencias como Bruce Springsteen y Katy Perry (“A Song for Everything”). “Flavor” es la canción más ácida del disco. Morris la llama “un @#X* a quienes te odian”. En su caso, están casi todos en Internet. “Esto es un corte de mangas a los trolls, a los que critican tu cuerpo y con quien sales, los misóginos, la gente que sólo quiere arruinarte el día”, dice, y nos aclara que, a pesar de la fama, todavía se encarga personalmente de sus redes sociales. “Quería decirles: saben qué, estoy cocinando mi propia receta y, aunque no les guste, les prometo que nunca han probado nada así”.

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