La esposa de Ruston Kelly, Kacey Musgraves, es la mitad más conocida del matrimonio, pero la particular visión de Americana de este cantante y compositor de Nashville no debería pasarse por alto. Si la fórmula del cantautor tradicional suena hoy algo monótono (una parte de guitarra acústica y dos de sentimientos), Kelly ofrece un coctel mucho más complejo en Dying Star, un álbum que detalla sus cicatrices y cómo llegaron. “Blackout” es la confesión de un bebedor y la voz procesada por un vocoder de “Son of a Highway Daughter” muestra su lado más seductor. Son temas que tiene en común con muchos otros cantantes de country, pero la voz rasgada de Kelly y su interés por el electro-pop, el punk e incluso el emo muestran a un hombre que busca la verdad que oculta una masculinidad tóxica.