Aries

Aries

Cuando Luis Miguel entró a los estudios de WEA Latina para grabar su noveno disco en 1993, lo hizo pensando en una sola cosa: hacer un álbum distinto, con temas que muevan masas. Un par de años antes había firmado uno de sus capítulos más celebrados, el primer episodio de su exitosa saga de boleros, Romance (1991), que podía convertirse en una zona de confort al crear un disco concepto cuyas posibilidades de explotación en el corto plazo eran evidentes. No obstante, su ambición lo llevaba a un proyecto que fuera más allá y que, por primera vez, explorara sus verdaderos gustos sin ningún tipo de limitación. O, en otros términos, que por fin le resultara divertido. Nacido en abril de 1970, Luis Miguel es, bajo el zodiaco occidental, un aries. Escudriñando entre las canciones que podrían titular su nuevo álbum, recordó que este disco, el primero producido por él, sería bajo sus propios términos: enteramente suyo. Así, Aries se convirtió en su proyecto más ambicioso, tardando casi un año en completar su grabación y gastando más de millón y medio de dólares en el mismo. La mente maestra encargada de materializar las ideas del Sol fue Kiko Cibrián, contratado tras un fallido intento por coincidir con la visión que Bruce Swedien, conocido por su trabajo con Quincy Jones especialmente en Thriller (1982), tenía para el LP. Así de “poca” era la exigencia. Y bueno, contar que Aries se hizo en los términos que Luis Miguel propuso no es sólo un decir. Francisco Céspedes y Juan Luis Guerra le escribieron temas bajo su deseo específico, con las baladas “Pensar en Ti” y “Hasta Que Me Olvides”, respectivamente. Otro ejemplo: para “Qué Nivel de Mujer”, una reinterpretación en español de “Attitude Dance” de Tower of Power, el Sol buscó personalmente al grupo californiano para pedirle la canción e incluso grabar la sección de vientos de su versión. El R&B, soul y funk pasan lista en la placa también por afán personal de Luis Miguel, quien citaba dichos géneros como influencia y con los cuales buscaba generar una atmósfera dance más ad hoc a la década, misma que mostró desde el track inaugural “Suave”. Sin embargo, su escape no fue total y decidió incluir baladas más seguras, que aparecen mezcladas junto a las melodías más arriesgadas de Aries. De esta forma, hablamos de un disco que lo llevó a la cima y lo emancipó, pero que lo mantuvo en un limbo constante: aventurándose y tomando las riendas de su propio destino, a la vez que temeroso a exponerse y mostrarse íntimo. Al final, ¿qué no es esa la complejidad de un aries? La del humano que pasea en un convertible por Acapulco, para convertirse en ermitaño solitario al llegar a su propia mansión.

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