El segundo álbum de Alder & Ash explora lo que un violonchelo puede hacer cuando se prepara, se amplifica y se rodea de todas las posibilidades para construir un sonido majestuoso desplegado en tapices y collages sonoros. La música y la interpretación de Adrian Copeland crece desde el mero susurro hasta alcanzar un grito de extraña emoción. Sonidos de la naturaleza (hielo, madera, agua) hacen de la música un sentimiento orgánico, elemental. El violonchelo evoca, nunca imita, muchos otros artistas y estilos. Alder & Ash poseen una musculosa voz musical, inmediata, natural y profundamente honesta.