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Sobre Camilo Moreano ...
Negociador Internacional, especialista en Marketing Digital, Growth hacker y experto en metodologías de capacitación, entrenamiento y motivación de fuerzas de ventas de todos los sectores. Coach de habilidades comerciales y de negociación.

Camilo Moreano Coach Camilo Moreano

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Sobre Camilo Moreano ...
Negociador Internacional, especialista en Marketing Digital, Growth hacker y experto en metodologías de capacitación, entrenamiento y motivación de fuerzas de ventas de todos los sectores. Coach de habilidades comerciales y de negociación.

    Podcast #13 No dejes que el miedo te quite la libertad

    Podcast #13 No dejes que el miedo te quite la libertad

    Podcast #13 No dejes que el miedo te quite la libertad

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    Hace mucho tiempo en un lugar muy lejos de aquí se estaba librando una guerra muy violenta. En ese país había un rey que era temido por todo el mundo.

    Cuando cogía algún prisionero, tenía una manera muy curiosa de castigarlos. Los llevaba en medio de una sala, donde había arqueros en un lado y otro. En frente, sólo había una puerta de hierro inmensa con unas figuras de cadáveres grabadas, cubiertas de sangre.

    Una vez en la sala, el rey les decía que tenían dos opciones: morir por las flechas de sus arqueros, que los apuntaban en todo momento, o atreverse a cruzar esa puerta de hierro. El rey siempre añadía: tras esa puerta os estaré esperando yo.

    Al final, todos los prisioneros escogían la misma opción: morir en manos de los arqueros. A todos les daba miedo conocer lo que se escondía detrás de la puerta de hierro y acababan escogiendo las flechas.

    Pasó el tiempo y, cuando la guerra ya había acabado, uno de los arqueros del rey sintió mucha curiosidad por saber qué había detrás de la puerta, cuál era el destino que les esperaba. Un día, se acercó al rey y le preguntó:

    -Alteza, ¿puedo preguntarle algo?

    -Claro, arquero. Dime.

    -Alteza, ¿qué hay detrás de la puerta?

    -Compruébalo tú mismo- le contestó el rey.

    El soldado, con mucho miedo, se acercó hasta la gran puerta de hierro y la abrió poco a poco. A medida que iba abriendo la puerta, iba viendo como los rayos de sol se abrían paso. Cuando ya la abrió del todo, se sorprendió muchísimo. Detrás de la puerta había un largo camino que se alejaba de la fortaleza.

    El rey se acercó a él y le dijo: detrás de la puerta había la libertad. Yo les dejaba elegir entre la muerte y la libertad, pero ninguno se atrevió a abrir la puerta y correr el riesgo de no saber qué había detrás. El miedo a veces nos impide arriesgarnos y apostar por los caminos más correctos de la vida.

    • 2 min
    Podcast #12 El elefante encadenado

    Podcast #12 El elefante encadenado

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    #Podcast No 12 El elefante encadenado (hecho con Spreaker) | Por Camilo Moreano

    Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

    Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

    Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

    El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?. ¿Por qué no huye?

    Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.

    Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”

    No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

    Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

    Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

    El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

    Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

    Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
    Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…

    Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.

    Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.

    Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

    Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

    Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

    Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…

    • 3 min
    Podcast #11 Los 3 leones

    Podcast #11 Los 3 leones

    En una selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión.

    Todos nosotros-dijo el mono- sabemos que el león es el rey de los animales, pero tenemos una gran confusión: En la selva existen tres leones y los tres son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?

    Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí:

    -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos… Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo?

    Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada:

    -Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

    La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado por los tres leones con una aparente “actitud mental positiva” y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

    El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.

    Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?

    En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:

    -¡Yo sé quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

    -¿Cómo?, preguntaron todos.

    -Es simple… dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.

    El primer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido! en tono derrotado.

    El segundo león dijo: – ¡Montaña, me has vencido! en tono pesimista.

    El tercer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo. El debe ser el nuevo líder.

    La diferencia, con los otros dos leones, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud mental positiva cuando sintió la derrota en aquel momento. La actitud mental positiva, imprescindible en cualquier líder.

    Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.

    • 3 min
    Podcast #10 La comunicacion

    Podcast #10 La comunicacion

    Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
    “¡Qué desgracia, mi señor!” exclamó el Sabio, “Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad”.
    ” ¡Qué insolencia!” gritó el Rey enfurecido, “¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!” Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
    Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo:
    ” ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes”.
    Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
    Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: ” ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro”.
    “Recuerda bien, amigo mío”, respondió el segundo Sabio, ” la importancia de expresarse correctamente… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse”. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma en que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

    • 2 min
    Podcast #9 El manzano y el pajaro

    Podcast #9 El manzano y el pajaro

    Cansado de dar vueltas en círculo, el pájaro se posó en la rama de un manzano. Fue entonces cuando el árbol le dijo:

    –¿Eh, tú! ¿Es que no tienes otro lugar donde pararte?

    –¡Vaya humor! –contestó el pájaro- Tranquilo, no voy a hacerte daño; solo quiero descansar…pero ¿se puede saber qué te pasa?

    –Que mi vida es aburrida.

    –¿Aburrida?

    –Sí, muy aburrida. Estoy aquí todos los días, quieto, inmóvil, pendiente únicamente de que pájaros como tú picoteen mis manzanas…A veces siento que mi vida no tiene sentido.

    –Pues a mí me parece todo lo contrario. Creo que tu vida es la que más sentido tiene de todas.

    –¡Pues ya me lo explicarás!– dijo extrañado el árbol.

    –Sí, verás. Siempre he creído que la vida de un árbol es un modelo a seguir. Desde que eres un pequeño brote, te nutres cada día y creces hasta convertirte en un árbol maduro, que generosamente da a los demás sus frutos. Y según lo fuerte que crezcas, según cómo te nutras, así de extraordinarios serán tus frutos. Si lo piensas, desarrollas tu potencial en beneficio de los demás. ¡No puede haber una vida más plena!

    El árbol quedó en silencio, como pensativo, hasta que asintió:

    –Visto así, parece que tiene sentido. De todas formas, a veces pienso que me gustaría ser un pájaro como tú.

    –Pues no te creas que mi vida es tan buena. Volar de un sitio para otro, buscando alimento todos los días y muchas veces sin sentido. La vida de un pájaro también es aburrida.

    –¿Aburrida la vida de un pájaro? –dijo el árbol extrañado- No, no lo creo. Los pájaros tenéis una gran virtud que casi nadie tiene.

    –¿Cuál? –dijo el pájaro intrigado.

    –Que sabéis aceptar en lugar de esperar.

    –¿Cómo? No entiendo la diferencia.

    –Vosotros aceptáis las cosas como son. Nunca he escuchado a un pájaro decir “espero que mañana salga el sol para volar de un sitio para otro”. Si el sol no brilla en el cielo, tú sales y vuelas igualmente. Simplemente aceptas que ese día no hace sol. Si lo piensas, es lo contrario de lo que le pasa a los humanos, que siempre andan esperando algo y si ese algo no ocurre conforme ellos esperan, se produce en ellos una decepción.

    Hubo un silencio, solo interrumpido por el ruido de las hojas que provocó una inesperada ráfaga de viento. Fue entonces cuando el pájaro propuso.

    –¿Sabes qué? Estoy cansado de volar de un lugar para otro. Llevo algún tiempo pensando en quedarme a vivir en algún sitio. Te diré lo que voy a hacer: voy a construir aquí mi nido, en esta rama…si tú quieres, claro.

    –Sí, quiero.

    Reflexión
    La vida suele darnos muchas cosas y el error que cometemos los seres humanos es no saber apreciarlas. Tomemos con buena actitud las oportunidades, las condiciones que nos da y esforcémonos por ser felices. El manzano de nuestra historia se nutrió toda la vida para crecer y dar generosos frutos; mientras que el pájaro no espera nada y solo acepta su situación.

    • 2 min
    Podcast #8 El lobo y el perro

    Podcast #8 El lobo y el perro

    En la inmensidad de la montaña más fría y nevada, un lobo muy flaco y hambriento camina en búsqueda de un techo y alimento.
    Casi en la ladera se encuentra con un perro gordo, limpio y bien cuidado. El lobo sorprendido le pregunta:
    - ¿En que lugar estás cazando, para estar tan bien alimentado y tan limpio y bien perfumado?

    - Yo cuido la casa de mi patrón y él me da los huesos de su propia mesa y un refugio donde dormir. De modo que, sin cazar, siempre tengo techo seguro y que comer.

    El lobo pensó que cuidar la casa del patrón a cambio de tanta satisfacción era demasiado tentador, y le dijo:
    - ¡Que lindo ser perro y cuanto más fácil sería vivir bajo el techo de tu patrón y saciarme tranquilo con la comida que le sobra…

    Mientras caminaban, vio el cogote lastimado del perro.

    - Dime, amigo -le dijo-: ¿Qué es esa marca en tu cogote?

    - No es nada – dijo el perro, con un poco de vergüenza en su intimidad – es apenas la marca de la cadena.

    - ¿Cómo? -se asombra el lobo – ¿Tu patrón te tiene atado? – Entonces el precio de la comida es la cadena…?

    - Lo que pasa es que soy demasiado inquieto -repuso el perro- me atan durante el día para que duerma y vigile cuando llega la noche.

    - Pues entonces -contestó el lobo- disfruta vos de esa comida, porque yo no quisiera ser ni rico, ni poderoso a condición de no ser libre.-

    El lobo volvió feliz corriendo a la montaña, con frío y con hambre, pero con la satisfacción de poder elegir su propio destino y con la convicción de ser capaz de pasar el invierno y después disfrutar de la primavera y el caliente.
    En nuestra esencia somos lobos o perros, pero esto no significa que uno sea mejor que el otro, tampoco significa que esta condición sea para siempre, conozco perros que se han transformado en lobos y lobos que se han vuelto perros. A la mayoría de los lobos les ha tocado trabajar en grandes corporaciones, hasta que cortan la cadena y se animan al cambio.

    La gente “perro” privilegia la razón en lugar de la pasión, trabajan (y a veces viven) en una empresa en la que aplican todo su tiempo y su intelecto para moverse verticalmente dentro de la misma. Puede que en algún momento hayan sido apasionados pero las grandes corporaciones se encargaron de quitarles los sueños. Se han frustrado porque sus trabajos les exigen cosas que consideran malas en su intimidad o a permanecer en silencio cuando quisieran gritar sus verdades o a depender del humor del jefe de turno.

    La gente “lobo” tuvo alguna vez éstas estas frustraciones, pero no las acepto, y en algún momento decidió no tragarse más sus sueños. Es apasionada Trabajan duro porque son dueños de lo que hacen y les resulta placentero, lo hacen no solo para satisfacer la legítima ambición de ganar más dinero, sino la olvidada y también legitima ambición de sentirse pleno y realizado.

    Trabajar dentro de una empresa y sentir el rigor de la cadena, es parte de la transformación del lobo porque lo cierto es que el emprendedor no puede realizarse sin libertad pero tampoco sin disciplina, pero nadie está obligado a condenarse a un destino gris en trabajos que matan nuestra pasión en cuotas de ocho horas diarias.

    Es tiempo de emprender con acción, pero no como “lobos solitarios” contra el mundo, sino buscando “socios” adecuados que colaboren en tu transformación.

    El llamado interior del lobo que inunda a los emprendedores se encuentra dentro de cada uno de nosotros, quizás en células un poco adormecidas de nuestro cerebro y por sobre todo en nuestro corazón.

    • 3 min

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