Para entender qué hizo que Rumours fuera tan impactante, hay que mirar la música que surgió a su alrededor. Esta fue la era de Eagles y Linda Ronstadt, artistas que, como Fleetwood Mac, combinaban la intimidad de los cantautores con una versión suavizada del rock 'n' roll. Aunque también fue la época de Boston, Foreigner, Pink Floyd y una ola de bandas que llevaron la ambición del rock de los 60 al éxito. Y ahí, en medio del camino, está Rumours. Para un álbum que vendió más de 10 millones de copias, es más inquietante de lo que probablemente debería ser. Y si bien el álbum (y sus infames y confusas circunstancias, que incluyeron la implosión de dos relaciones dentro de la banda) se siente tan representativo de un tipo de desenfreno muy específico del sur de California de mediados de los 70, Rumours no habría resistido el paso del tiempo si ese dolor no fuese tan universal. Las nuevas generaciones lo conocen porque “Dreams” se volvió viral en TikTok o porque Todos quieren a Daisy Jones explotó el melodrama y la mitología, pero lo conocen.